Tras encontrar a su madre muerta en misteriosas
circunstancias, Delphine de Vigan se convierte en una sagaz detective dispuesta
a reconstruir la vida de la desaparecida. Los cientos de fotografías tomadas
durante años, la crónica del abuelo de Delphine, registrada en cintas de casette,
las vacaciones de la familia filmadas en súper ocho o las conversaciones
mantenidas por la escritora con sus hermanos son los materiales que utilizará
para contar esta crónica familiar con múltiples versiones de una misma historia
y en este viaje al pasado irán aflorando los secretos más oscuros.
COMENTARIO
Hay novelas que nos hacen sentir algo especial, nos
remueven por dentro, nos conmueven y nos dejan pegados a las páginas,
pendientes de una narración que traspasa los límites del puro entretenimiento
para convertirse en algo más, algo que nos acerca a unos personajes de ficción
como si fueran de nuestra propia familia o entorno, como si estuvieran a
nuestro lado contándonos la historia. Esto me ha pasado con los dos libros que
he leído hasta ahora de esta autora francesa cuyas novelas son prácticamente
autobiográficas, retazos de su propia vida.
Si en Las horas subterráneas nos contaba una dramática situación de acoso laboral, en este
caso nos cuenta la historia de Lucile, su madre, cuya muerte a los 61 años supone
el final de una historia de amor y dolor.
Después de pensarlo durante meses, la autora decide exponer
públicamente esta historia y emprender la escritura de un libro en homenaje a
esta mujer a la que amó por encima de todas las circunstancias.
Para ello tendrá que pasarse horas escuchando a sus tíos,
recopilando información de todos sus familiares y amigos, para ir poniendo
orden, rellenando espacios vacíos y desentrañando todas las facetas de su
existencia, desde una infancia en el seno de una familia muy numerosa, marcada
por varias tragedias, hasta los meses de internamiento en clínicas mentales
debido a su enfermedad, pasando por los dulces años de maternidad.
Esta investigación tiene un coste emocional para la
autora, que tendrá que sacar a la luz secretos familiares y zonas oscuras de la
memoria colectiva, buscar información, confidencias y recuerdos, para llegar a
comprender la frágil personalidad de Lucile.
Delphine de Vigan escribe en primera persona, sin
esconderse detrás de ningún personaje ficticio, y sus protagonistas también son
reales, su padre, sus tíos, sus abuelos, su hermana. Es una escritura que
parece formar parte de un proceso de terapia, como una forma de expulsar los
demonios interiores y llegar a estar en paz consigo misma. Sus sentimientos son
auténticos, y su genialidad estriba en cómo consigue transmitir esa intimidad al lector, de forma que le atrape y le
sobrecoja, le involucre y le haga
cómplice. Es todo un arte que la
convierte en una escritora muy especial, humana, cercana, elegante e intensa a la vez. No he leído su libro Días de hambre, en el que la autora
relataba sus trastornos alimenticios durante su adolescencia, pero en Nada se opone a la noche cuenta que supuso un desafío sacar a luz algo
tan íntimo, tan doloroso y que se suele ocultar hasta a los familiares más
cercanos.
Es un canto a todas las madres, porque, con sus errores y
sus aciertos, todas dan lugar a la relación más intensa que puede existir entre
dos personas.
Por otro lado, es un libro que sirve de reflexión acerca
de las enfermedades mentales, la psicogenealogía, los fenómenos de repetición
transmitidos de una generación a otra, una especie de maldiciones que dejan
huella, que resisten al paso del tiempo.
En fin, que estaría horas hablando de este libro que me ha llegado al corazón. Estoy feliz por
haberlo leído y solo puedo recomendar a los que aún no hayan leído nada de
esta autora, que la conozcan, que lean estas memorias sinceras y sentidas,
lanzadas desde su corazón al nuestro, porque, de verdad, merece la pena.
AUTORA
Delphine de Vigan
(Boulogne-Billancourt, 1966) vive en París. Su primera novela, Días sin hambre, se publicó en 2001 y trataba el tema de la
anorexia. Su novela No y yo recibió el Premio de los libreros y fue llevada a la
pantalla por Zabou Breitman. Las horas
subterráneas (2009), con una gran acogida de la crítica y el público lector,
fue seleccionada para el Premio Goncourt y obtuvo el Premio de Los Lectores de
Córcega. Nada se opone a la noche ha
obtenido el Premio de novela FNAC, el Premio de novela de las Televisiones
Francesas, el Premio Renaudot de los Institutos de Francia, el Gran Premio de la Heroina Madame
Figaro y el Gran Premio de las Lectoras de Elle. Sólo en Francia ha superado el
medio millón de ejemplares y ha estado durante muchos meses en el ranking de
las novelas más vendidas, y ha sido
publicada por veinte editoriales extranjeras.
FICHA TÉCNICA
Editorial: Anagrama (2012)
376 páginas
Precio: 19,90 €
Título original. Rien ne s`oppose à la nuit
Traducción: Juan Carlos Durán Romero
ISBN: 9788433978424
Ebook: 14,99 €
PUNTUACIÓN